lunes, 26 de julio de 2010

Caprichito de arrabal (Ser lineal)

¡Que dormido! ¡Que movido!
Él reía y yo creía.
¡No! Mi queridito ser lineal;
las cosas no son tan así...
¿Y cómo son?

Algo había en tu mirada que no me agradaba
yo lo sabía, sin embargo no despertaba.
¡Adelante! Las puertas son de adorno
(escuché varias veces por ahí...
y no me resultaba mala la idea)

Algunas veces me pareció escuchar un ladrido
justo cuando me hablabas del suicidio.
Yo, tan fiel a los de cuatro patas
esas veces no supe darles atención.

¡Cuánta ira de repente!
¡Cuánta verdad sorprendida!
Falseaste tan suciamente...
¡Y yo creía y yo creía!

Hoy perdono (lo he aprendido a implementar):
Perdonar no es volver las cosas al mismo lugar.
Lo que después pueda ocurrir
simplemente, es cosa del después...
Pero el después no es cosa del destino.
Cada uno hace su camino.
Lo es sabido, lo es sabido.

Ahora bien, una preguntita:
¿Quién te crees que sos, así tan polentita?
Tu nariz se abre hacia el polvo
y por eso caminás tan bota de coronel.
Duro como si fueras un líder de la zona V...
(¡Vampiro!)

Perteneciente a los seres lineales,
que beben tanta sangre de los susceptibles.
Lo hacés bien, sin duda alguna,
pero te cuento que sin soltura
vivirás atado a tu estatura.
Rima y no me refiero a tu tamaño corporal.
Hay niveles como los tuyos que muy bajos están.

Tanta crisis que te rodea
y vos sólo pensás cómo usar un rato al otro.
Te ofrecí una mano, una amistad, un oído
y vos, ser lineal y desagradecido,
sólo supiste matar el filo.

Hasta aquí escribimos, ser lineal,
siempre serás de los que sigan la blanca linea
de tu catálogo camino.
Siempre a punto de estallar.
Quizás cambies... Quizás mejores...
¡Ya no me importa!
Au revoir.

¿A quién quiero engañar?
¿Quién soy para juzgar?
Un principito, un lobito,
un zurdito desordenado...
Sólo soy un caprichito de arrabal...

¡Convide un tiro más!

(Gastón)

lunes, 19 de julio de 2010

... ¿San Roque?


Los pasos lentos o apresurados, metiéndome por las calles de barrio San Roque. Luces amarillas, casas bajas, cuadras llenas de árboles. Veredas angostas; quizás sea por eso que tomé la costumbre de caminar por el asfalto de la calle. Hay cuadras muy solitarias y otras con demasiados murciélagos. Ya me acostumbré a ver en cantidad pero al principio me resultaba raro.
Suelo ir observando los distintos colores de los barrios… De Candioti Norte para el centro de la ciudad todo se hace mucho más blanco, obvio que por las luces. Luego, yendo más al sur se amarillenta al igual que de Candioti hacia el norte. La cantidad de árboles en las distintas zonas tiene mucho que ver con los distintos tonos de claridad… Pero no viene al caso referirme a esos temas, es sólo una descripción de mí mirar en la ciudad.
Volviendo a San Roque… Escucho cumbia santafesina por distintas cuadras -no todas- y a veces veo grupos de pibes reunidos en la puerta de algún kiosco o alguna casa, con sus características ropas futboleras luego de haber jugado algún partidito. Sin lugar a dudas, Santa Fe es una gran cuna de ese juego… sobre todo el tercer tiempo de porrones -cervezas-; las famosas peñas entre amigos y conocidos, donde también se sabe disfrutar de mucho folklore argentino.
Las zonas que rodean al conocido La Lona son poco circuladas por los santafesinos que suelen andar a pie; ya sea porque pertenecen a un grupo familiar que está considerablemente bien o muy bien económicamente; o porque sus crianzas fueron y/o son semejantes a la burguesa… Son sólo opciones, ya que para mí es por puros miedos. Miedos a los propios prejuicios; esos que se filtran como el agua misma en todas partes de la ciudad. En este lugar -ubicado entre las calles Vélez Sarfield, Pedro Colodrero, Lavalle y Calcena-, hace algunas décadas se levantaron hogares con chapas y de bajos recursos.
Estuve cinco años para saber cómo se llama el barrio en el que vivo, en el cual se encuentra La Lona. Primero me dijeron que era barrio Sargento Cabral, luego Villa María Selva; también que continuaba perteneciendo a Candioti Norte. Muchos que no son del barrio directamente lo nombran La Lona… No sabía con cual quedarme ya que ni hasta la mayoría de los vecinos sabe el propio nombre del barrio en el que viven y al que hace ocho años decidimos con Martina -la mujer que me acompaña en los días de mi vida- mudarnos. La cuestión es que un día se me ocurrió frenar en una de las casas de La Lona y preguntar. Era una casa antigua y tal vez hacía muchos años que alguien la habitaba. Después de unos aplausos que di para que salieran a atenderme, un pibito de apenas unos diez años de edad salió corriendo desde adentro de la casa. No le presté mucha atención a su edad, directamente le pregunté a él. Me dijo que éste era barrio San Roque. Atrás salió su mamá, con la que nos quedamos conversando un buen rato.
Sé que uno puede averiguar ciertos datos, yendo a la muni o a secretaría de turismo o algún otro lugar pero a esta altura de la vida ni en los mapas de la ciudad te dan datos certeros.

(Gastón)