
(En el centro de la sala un colchón de dos plazas. A su derecha una silla y a su izquierda una mesa pequeña en la cual apoya una guitarra. Ropa desparramada por el suelo)
ESCENA I:
Él: Qué raro...
Ella: Qué?
Él: Todo esto...
Ella: A qué te refería?
Él: No sé si te diste cuenta...
Ella: No. De qué?
Él: Tengo la sensación...
Ella: Decí...
Él: La extraña sensación...
Ella: Qué te pasa?
Él: Es como si...
Ella: Como si qué?
Él: Como si ya no...
Ella: No, qué?
Él: Como si ya no tuvieramos...
Ella: Qué?
Él: Nada que decirnos (Pausa)
Ella: Sí...
Él: Sí, qué?
Ella: Sí que tenemos algo para decirnos...
Él: Ah, sí?
Ella: Sí...
Él: Qué? (Pausa) Decí, qué?
Ella: No sé, ahora no sé...
Él: Vés? Te dás cuenta...
Ella: No. No lo veo, no me doy cuenta...
Él: No querés darte cuenta...
Ella: Pero, de qué? Vamos, a ver... de qué? decime, de qué mierda me tengo que dar cuenta, si puede saberse...
Él: Querés que te lo repita?
Ella: No, por favor. Si tenés que decir lo que ya me dijiste antes, más vale que te calles.
Él: Bueno, entonces me callo.
(Pausa)
Ella: Tenemos mucho que decirnos todavía, lo sabés perfectamente. Sé que hay cosas que pensás y te callás porque no querés decírmelas; sí, decírmelas a mí, por algún problema tuyo que ignoro, que hasta vos mismo ignorás; y eso me ofende ¿sabés? me ofende, me angustia, me duele y me duele verte así, vernos así, llenando con palabras vacías todos estos vacíos momentos de silencio; y después los insultos, tus insultos, porque es una injutia lo que terminás de decirme; me insultás, me inriás al decirme que ya no tenés nada que decirme...
Él: Perdón. Un momento...
Ella: ¡¿Por qué me interrumpís?! ¡¡Siempre me interrumpís cuando empiezo a... a construir un... un discurso mínimamente coherente que sobrepase los... los monosílabos que tanto caracterizan nuestras charlas cotidianas!! ¡Te parecés ya a mi madre; y si me fui de su casa no fue precisamente para irme a vivir con otro como ella o peor todavía! ¡¡No hay perdón ni momento que valga!! ¡¡Estaba hablando yo y seré yo quien siga hablando!! ¡A ver si empiezan a cambiar ya las cosas en esta casa de mierda, al menos en ésta!
(Él la abofetea violentamente)
Él: Cuando una persona pide perdón... se le perdona, se calla y se le escucha ¿me entendés? Y yo acabo de pedirte perdón sólo para hacer un breve inciso en tú... estupendo discurso tan explícito y coherente y voy a hacerlo ¿me oís? ¡¡Voy a hacerlo, voy a hacerlo, voy a hacerlo!!
(Él vuelve a abofetearla, aún con más violencia)
Él: No he dicho que yo ya no tenga nada que decirte ¿me oís?
(Vuelve a abofetearla, salvajemente)
Él: He dicho que ya no tenemos nada que decirnos. No yo. No vos. He dicho: nosotros.
(Silencio)
Ella: ¿Qué querés para cenar?
Él: No sé ¿qué hay?
Ella: Carne, huevos, ensalada. Puedo preparar tallarines si querés.
Él: No, no, pasta de noche no, después me cae pesado. Prefiero una ensalada de esas con muchos ingredientes y un buen postre...
Ella: Tenemos lechuga, tomate, zanahoria, choclo, aceitunas, apio, cebolla...
Él: No, no, nada de cebolla, después la repito mucho...
Ella: Sí, porque después tenés mal aliento y dejás olor en las sábanas...
Él: podemos ponerle también cachitos de manzanas y de ananá, si hay, claro...
Ella: ¡Sí! ¡Una ensalada tropical! ¡Me encanta! Pero el ananá es de lata...
Él: Es lo mismo...
Ella: Bueno, entonces, manos a la obra... ¡Huy! no sé si quedará algo para el postre...
Él: ¿No queda ningún flan?
Ella: Ay, sí, que despistada. Compré dos esta mañana. Ah, también hay yogur...
Él: Prefiero un flan...
Ella: Yo, un yogur...
Él: Yo, un flan...
Ella: Muy bien, vos te comés un flan y yo me tomo un yogur, no pasa nada...
Él: No pasa nada... ¿Te ayudo a preparar la ensalada?
Ella: Sí, así terminamos antes ¿Vamos a la cocina?
Él: Vamos...
(Se dispones a salir. Ella se detiene)
Ella: Perdón. Un momento...
Él: ¿Qué?
(Ella le pega un puñetazo en el estómago y un golpe de rodillas en los testículos. Él cae al suelo)
Ella: No hay aceite...
Él: (Dolido) Ah...
Ella: Se nos ha terminado. Vas a tener que ir a pedirle un poco a la vecina...
Él: Ah, no puedo resp...
Ella: A ver levantate, no podemos perder el tiempo con estupideces...
Él: Ah, ah...
Ella: Vamos, levantate, agarrá un vaso y mientras yo pongo la lechuga en remojo, vas y le pedís a la vecina que te lo llene de aceite de oliva. Pero que sea de oliva ¿eh? No soporto las ensaladas con aceite de girasol o de maís, son insípidas...
Él: Sos un moustruo...
Ella: Levantate ya y anda a la cocina...
Él: Sos repugnante...
(Ella le da una patada en la cara)
Ella: ¡¿Te levantás o no te levantás?!
(Ella le da otra patada en plena cara)
Ella: ¡¡¿Vas a la cocina o no vas a la cocina?!!
(Le da otra patada)
Ella: ¡¡¡¿Vas a ir a pedir aceite a la vecina o no vas a ir a pedirle aceite a la vecina?!!!
(Le da otra patada en la cara, ésta más fuerte)
Ella: ¡¡¡¡¿Querés una ensalada tropical o no querés una ensalada tropical?!!!!
(Silencio)
Él: (Más dolido) Ah...
Ella: Qué?
Él: Aah...
Ella: No entiendo lo que decís...
Él: Aaah...
Ella: Perdoná; pero si no articulás mejor...
Él: AaaaH...
Ella: ¿Querés decirme algo?
Él: Mmm... ss... sí...
Ella: ¿Ves? ¿Te das cuenta? ¿Ves como todavía tenés algo que decirme?